Si estás considerando emprender o ya te encuentras trabajando por tu cuenta, seguramente te habrás preguntado qué diferencia hay entre ser autónomo y crear una pequeña o mediana empresa (PYME). Ambas opciones tienen ventajas y desventajas, y la decisión dependerá de tus objetivos, el tipo de negocio que planeas desarrollar y, por supuesto, tu situación financiera. En este artículo, vamos a profundizar en las principales diferencias entre una PYME y un autónomo para ayudarte a tomar una decisión informada.
Antes de comenzar a comparar, es importante definir claramente qué es una PYME y qué significa ser autónomo. Ambos términos se refieren a formas legales para emprender y gestionar un negocio, pero tienen características muy diferentes.
Una PYME (Pequeña y Mediana Empresa) es una categoría empresarial que incluye compañías con un número de empleados y un volumen de negocio relativamente pequeños. De acuerdo con la Unión Europea, las PYMEs se dividen en tres categorías:
Por otro lado, un autónomo es una persona que realiza una actividad económica a título personal, sin necesidad de constituir una empresa. El autónomo puede trabajar por cuenta propia y, en algunos casos, contratar empleados, aunque sigue respondiendo ante las autoridades fiscales y laborales de manera individual.
Una de las mayores diferencias entre ser autónomo y crear una PYME es la responsabilidad legal y financiera. Como autónomo, eres responsable de todo lo que ocurra en tu actividad profesional. Esto significa que, si contraes deudas o enfrentas una demanda, tus bienes personales pueden verse afectados, ya que no hay una separación legal entre tu patrimonio personal y el de tu actividad económica. Esta es una de las razones por las que algunos profesionales optan por constituir una empresa.
Por el contrario, al crear una PYME, existe una separación entre el patrimonio personal de los socios y el patrimonio de la empresa. Esto se traduce en una menor responsabilidad personal, ya que, en general, los propietarios de una empresa no responden con su propio patrimonio por las deudas de la misma, sino con los bienes de la empresa. Este factor es especialmente importante si tu actividad implica riesgos financieros o legales significativos.
Tanto los autónomos como las PYMEs deben cumplir con obligaciones fiscales y cotizaciones a la Seguridad Social, pero las diferencias entre ambos son notables. A continuación, analizamos cómo varían estos aspectos según la figura jurídica:
Una diferencia significativa es que los autónomos suelen tener una menor carga administrativa que las PYMEs, ya que no necesitan gestionar nóminas de empleados o declarar el Impuesto de Sociedades, pero, a su vez, enfrentan una mayor presión fiscal directa al no contar con ciertas ventajas de deducción que tienen las empresas.
Trabajar como autónomo tiene una serie de ventajas que lo hacen atractivo para muchas personas que desean emprender o trabajar por su cuenta. Algunas de las principales ventajas incluyen:
Sin embargo, también existen ciertos inconvenientes que es importante tener en cuenta:
Por otro lado, gestionar una PYME también tiene sus ventajas y desafíos. Algunas de las principales ventajas incluyen:
No obstante, también hay ciertos inconvenientes:
Decidir entre ser autónomo o crear una PYME dependerá de varios factores, como el tipo de actividad que deseas desarrollar, tus expectativas de crecimiento y tu tolerancia al riesgo. Aquí te dejamos algunas recomendaciones para ayudarte a tomar una decisión:
No existe una respuesta única para esta pregunta, ya que depende de tus necesidades y objetivos. Si buscas mayor flexibilidad y un proceso más simple, ser autónomo puede ser la mejor opción. Si tienes un proyecto que involucra mayores riesgos, empleados o planes de crecimiento a largo plazo, crear una PYME podría ser más adecuado.
Sí, un autónomo puede contratar empleados, pero debe asumir todas las responsabilidades asociadas, como cotizaciones a la Seguridad Social, retenciones de IRPF y la gestión administrativa de las nóminas. Sin embargo, algunos prefieren constituir una empresa para gestionar más fácilmente el crecimiento del negocio.
Un autónomo debe realizar las declaraciones trimestrales de IVA, pagar el IRPF según su estimación directa o módulos, y cotizar a la Seguridad Social mensualmente. El monto de la cotización dependerá de la base que elija, y es una obligación que debe cumplir independientemente de si ha tenido ingresos o no.
Una PYME ofrece ventajas como la separación del patrimonio personal del de la empresa, lo que reduce la responsabilidad en caso de deudas. Además, permite acceder más fácilmente a financiamiento y es una estructura más adecuada para crecer, contratar empleados y gestionar grandes proyectos.
El coste de constituir una PYME varía según el tipo de sociedad. En el caso de una Sociedad Limitada (SL), se requiere un capital mínimo de 3.000 euros, además de otros gastos asociados a notarios, registro y asesoría legal, que pueden ascender a entre 500 y 1.500 euros.
Sí, los autónomos pueden deducir ciertos gastos relacionados directamente con su actividad, como alquileres, suministros, material de oficina, entre otros. Sin embargo, las deducciones suelen ser más limitadas en comparación con una PYME, que puede tener más flexibilidad en cuanto a gastos deducibles.